Hola amigos y bienvenidos un mes más.
Supongo que estaréis cogiéndole cariñito a este 2021. Ya estamos en febrero y no, no sigue valiendo eso de poner mal el año en clase y que la gente se ría.
El mes pasado os dejé un post algo reflexivo (lo confieso, estaba sentimentaloide). Así que hoy os traigo algo más viajero (para compensar un poco). Visité esta ciudad antes de que llegara todo esto del Covid y he escogido hablar de ella hoy porque en estos momentos viajar por España es bastante más fácil que salir (con el tema de la PCR negativa 72h antes y los países de riesgo está algo complicada la cosa).
Dramas a parte, nos vamos. ¿Qué os parece Segovia?
EMPEZAMOS

No nos vamos a engañar, Segovia no es una ciudad para visitar durante varios días. Depende mucho del ritmo de cada uno y de sus intereses, pero yo no la consideraría ese tipo de ciudad. Para mí, se trata de un lugar muy bonito y con atractivos suficientes para estar allí un día o dos, más me parece excesivo. Pensando en este tiempo, os traigo una ruta para ver los puntos más destacados sin pasar mil veces por el mismo sitio. Como siempre, recordad que hay muchas más posibilidades.
En primer lugar, nos vamos al monumento por excelencia que se nos viene a la cabeza si pensamos en Segovia, el Acueducto. De hecho, me atrevería a decir que incluso es un punto bastante conocido hablando de España en su conjunto. Era la primera vez que lo veía en vivo y en directo y, he de decir, que me sorprendió mucho su longitud. No me esperaba algo tan grande, nada más y nada menos que 16,1 km. Otra cosa que me llamó la atención fue descubrir que todos esos bloques de piedra no tuvieran ningún tipo de pegamento para unirse unos a otros. Las piedras permanecen inmóviles por un simple equilibrio de fuerzas (bueno, simple…). Me parece increíble que estando así construido todavía siga en pie y, más increíble aún, que nunca haya habido accidentes por la caída de alguno de los bloques. Un lugar que ha conseguido, además de ser útil, ser bonito y grandioso visualmente. Parada más que obligatoria.

Y, pasando el Acueducto, llegamos a la Plaza Azoguejo. No tiene un gran atractivo la plaza en sí, pero es el sitio perfecto para parar a contemplar el gran monumento que se encuentra delante. Además, es un punto ideal para sacar unas buenas fotos y tomarse un respirito ya que hay bares y restaurantes para todos los gustos.

Uno de los más típicos es el Mesón Casa Cándido, inaugurado en 1786, hace ya 235 años (flipante). Se hizo muy popular por sus cochinillos asados, además de por su forma de golpear los cochinillos con el canto del platos para cortarlos y probar que estaban en su punto. Si os gustan los asados, ya sabéis a donde ir.

Nos movemos ahora hasta el Mirador de la canaleja, una especie de balcón desde el que ver la imagen más enternecedora de Segovia. Los coloridos tejados anaranjados de las casas y la Sierra de fondo. Unas vistas que, sin duda, merecen la pena.

Caminando un poquito más, ya que aquí todo está bastante cerca, llegamos a la Casa de los Picos. Tiene muchas peculiaridades, pero la que ha hecho que se convierta en atractivo turístico es su particular fechada, de la que deriva su nombre. Una de las explicaciones que da la gente para explicar estos picos es que Juan de Hoz, segundo propietario de la casa, decidió colocarlos para evitar que tuviera “estilo judío”.

Existen varias leyendas sobre esta casa, entre ellas se cuenta que, bajo uno de los 600 picos, hay un tesoro. Aunque nunca se ha demostrado que esto sea cierto y, ni siquiera, hay unanimidad a la hora de decir el número exacto de picos. Algunas fuentes calculan sobre 360, una cifra que dista mucho de los 600 que defienden otros. Actualmente alberga una escuela de arte, aunque su gran interés sigue siendo la fachada.

De aquí pasamos al Barrio Judío, uno de los lugares con más encanto de la ciudad. Aquí vivieron una gran cantidad de judíos hasta que los Reyes Católicos los expulsaron. Aunque esto fue en 1492, todavía se puede ver en estas calles un toque diferente e incluso se conserva la Antigua Sinagoga Mayor que luego fue convertida en iglesia tras la expulsión de los judíos. Un bonito sitio por el que pasear y disfrutar con más calma de la ciudad.

Y de aquí a la Plaza Mayor, mi parte favorita. La plaza, podríamos decir que es bastante corriente. Sin embargo, el monumento que se encuentra en ella no lo es ni mucho menos. Se trata de la Catedral, un edificio increíblemente imponente y majestuoso. Debo decir que me sorprendió mucho, no esperaba encontrar algo así aquí (hay que reconocerlo, un prejuicio un poco tonto). De hecho, Emilio Castelar (político, historiador, escritor y periodista español), se refirió a ella como “La Dama de las Catedrales” de forma muy acertada.


Algo que me llamó la atención fue su tamaño. La zona histórica es pequeña, por lo que de repente encontrarte un edificio de tales magnitudes es curioso. Para que os hagáis una idea, derribaron 100 casas judías y un convento para realizar la construcción.

Por dentro lo más llamativo es la altura y la iluminación. Columnas larguísimas, vidrieras muy coloridas por todas partes, arcos con detalles bastante elaborados y un altar colocado de tal forma que casi parece iluminado por el mismísimo Señor. Un templo de ensueño que no tiene, ni de lejos, el reconocimiento que merece. Desde luego, recomiendo hacer una parada por aquí y dedicarle algo de tiempo para poder visitar su interior. Además, no te marches de la Catedral sin dar 3 vueltas alrededor de la piedra más pequeña de toda la construcción (suerte buscando). Según dicen, tras estas vueltas cualquier deseo que pidas te será concedido.

Seguimos nuestro camino para visitar la Muralla. Durante la época romana sirvió como medio de protección. Más tarde, durante el siglo XVI su valor pasó a ser simbólico. Tiene una longitud de 3km y medio y, recorriéndola entera, podrás disfrutar de preciosos restos históricos que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. Hablamos de varias puertas, postigos, torres y casas que llegaron a ser construidas sobre la mismísima muralla. Si tienes tiempo, no te lo pierdas.

Por último, nos vamos a la Alcázar, otra de las joyas del patrimonio segoviano y también español. Su belleza es tal que, el Castillo de Blancanieves, está inspirado en este (¿cuántas veces habrás visto Blancanieves sin saber esto..?, lamaletadepauli cambiándote la vida). Este castillo, fue el lugar de residencia de muchos reyes y reinas, entre ellos Isabel I la Católica. También fue el protagonista de un grave incendió en el año 1862, que redujo la construcción a ruinas. Por suerte, fue maravillosamente reconstruido aunque esto no sucedió hasta 20 años más tarde. Actualmente, se utiliza como museo aunque nunca ha perdido su magia, a pesar de que su función ya no es la de un castillo al uso. Parada más que obligatoria.

Y hasta aquí Segovia. Espero que os haya gustado y que gracias a esta preciosa ciudad hayáis abierto un pocos los ojos, nuestro país tiene grandes lugares que merece la pena descubrir. Corren tiempos difíciles, es momento de reinventarse y esta es una gran forma de seguir viajando. El mes que viene, os espero con un trocito de mundo más.
¡Feliz inicio de mes! no olvidéis cuidaros y disfrutar del momento.
LUGAR | HORARIO | PRECIO |
Catedral | Lunes a domingo: 09:30-18:30 (último pase media hora antes) | Adulto: 3,00 € Mayores de 65 años, familias numerosas, grupos de más de 20 personas: 2.50 € Menores de 10 años: Gratuito |
Gracias Pauli, por llevarnos de viaje ahora que no podemos. Me gusta Frida, soy su admiradora, con sus luces y sus sombras. Una ciudad preciosa. La visitaré para saber si estoy de acuerdo con tus estrellas. Y por favor, ese mesón!!! mucho ánimo, espero que cuando vaya, me pueda tomar una clara de limón, felicitar a su dueño por aguantar. Y respirar! La visitaré con calma, despacio y disfrutando del momento
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Me apunto a clara de limón y Mesón!! cada vez queda menos… 🙂
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No siempre las mejores cosas están tan lejos….hasta Blancanieves lo sabía. Fantástica Segovia!!!!
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Nunca mejor dicho!! 😉
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